jueves, 14 de julio de 2011

Verano 2011


Ayer sentí que "LA TIERRA ES DE QUIEN LA TRABAJA",
frase celebre de Emiliano Zapata.
Es posible que fuera el resultado de un pensamiento  de una novel mayeta
que visita la viña a las cuatro de la tarde un día caluroso de verano,
¡Viva Zapata y su revolución!
¡Qué bonitos estaban los racimos de uvas y las viñas!

domingo, 10 de julio de 2011

Inauguración, 1 de Mayo de 2011

Muestras de cariño de nuestra familia y amigos:
"Estoy contento: la viña ha pasado de una familia a otra"
"Yo como no soy hombre de campo y fuí a visitarlo un día de lluvia, mequede en la casapuerta. Creo que comeré uva y probaré el mosto, pero espero que no me pidan que colaboren"
"No os hagais ilusiones con el mosto. No competireis con el Algarrobillo"
"Vieja madera para arder, viejo vino para beber, viejos amigos en quien confiar"
"La viña que kuki"
"El vino es el amigo del sabio y el enemigo del borracho. Es amargo y útil como el consejo del filósofo, está permitido a la gente y prohibido a los imbéciles. Empuja al estupido hacia las tinieblasy guía al sabio hacia Dios"
"Vacía la copa cada noche para que la viña te la llene en el nuevo día. Gózala y comparte con los amigos"

Primavera 2011

Pobrísimo

Curioso parrafo de la Arboleda Perdida de R. Alberti
Las soleras, los vinos generosos, los moscateles tostados, los casi negros, los vinos claros del majuelo jerezano y los amontillados coquineros, se europeizan, se universalizan. Italianos, ingleses y alemanes van llegando también. Los Domecq, de Francia, los Burdon, los Gordon, los Osborne, los Pemartin, los Ivison, los Byass, los Bolin, y más tarde los Terry, los Ahupol y los Grant empiezan a resonar desde Puerta Tierra hasta Sanlúcar. En su mayor parte, vienen atraídos por el olor del vino, pero con la bolsa vacía. Siempre oí contar a mi madre que el primer Osborne era un inglés pobrísimo, de pantalones remendados, que apareció por las plazas y las calles del Puerto vendiendo estampas y rosarios y otras devotas chucherías.

Invierno 2011

En la ciudad gaditana de Trebujena, a la izquierda de un camino, bordeado de margaritas y amapolas, que camina hasta salir al rio, había un melancólico lugar de tierra arcillosa y viñas dormidas al que bautizamos como la Arboleda Perdida.
Cuando por fin, allá, concluido el instante de la última tierra, cumplida su conquista, seamos uno en el hundirnos para siempre, preparado ese golfo de oscuridad abierta, irremediable, quién sabe si a la izquierda de otro nuevo camino, que como aquél también caminará hacia el rio o el mar, nos tumbaremos bajo margaritas y amapolas a recordar, a ser ya un todo de la arboleda perdida de nuestra sangre.
Y una larga memoria, de la que nunca nadie podrá tener noticia, errará escrita por los aires, definitivamente extraviada, definitivamente perdida (Adaptado de La Arboleda Perdida de R. Alberti).